Lugares para viajar con niños (al aire libre)
Para muchos niños el tiempo en casa ha resultado agotador. Recorre estos lugares para viajar con niños y vive una...
En lugar de recorrer sus icónicas mega ciudades, decidí aventurarme por una ruta alternativa por Japón. ¿Me acompañas a explorarla?
“Primeras flores, mi vida se prolonga solo por verlas”. Este haiku o poema de origen japonés de Matsuo Bashō encapsula la esencia de Japón: un país donde la tradición y la modernidad se entrelazan en una danza eterna. Con una historia que se remonta a más de 14 mil años, Japón sigue reinventándose sin perder su esencia.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar el también conocido como ‘País del Sol Naciente’, pero en lugar de recorrer sus icónicas megaciudades, quería sumergirme en sus costumbres milenarias, descubrir rincones poco explorados y conectar con la verdadera esencia de su cultura.
Japón es un destino en tendencia entre los viajeros mexicanos. Sólo entre enero y septiembre de 2024, ¡más de 100 mil compatriotas visitaron este país!, la cifra más alta registrada hasta la fecha. Y es comprensible: Japón es un equilibrio perfecto entre vanguardia y tradición. Así que, motivada por esta riqueza, aposté por explorar más allá de los circuitos turísticos convencionales.
Esta ruta alternativa por Japón me llevó por los siguientes destinos en ocho días:
A continuación, te comparto los imperdibles de cada ciudad.
Aterricé en Tokio y aproveché mi primera noche para visitar ¡un bar operado por monjes! Así como lo lees, Vowz Bar es administrado por monjes de la escuela Jodo Shinshu. Además de disfrutar de cocteles inspirados en la filosofía budista, los visitantes pueden escuchar charlas sobre el Dharma (enseñanzas de Buda para el buen vivir) y resolver dudas existenciales. Un contraste fascinante entre lo espiritual y lo mundano.
Mi travesía por esta ruta alternativa por Japón siguió al abordar el tren bala o shinkansen con destino a Nagoya, donde comenzó un emocionante viaje carretero a través de la región de Chūbu. En el corazón de la isla de Honshū, la prefectura de Gifu me recibió con paisajes que parecían sacados de un grabado japonés.
La primera parada fue Mitake, una ciudad envuelta en montañas y hogar del monte homónimo, un paraíso para los amantes del senderismo. Pero en este viaje, el espectáculo no sólo estaba en la naturaleza, sino también en la mesa. Si bien el sushi es un clásico imperdible en Japón, en Mitake descubrí una versión completamente única: el Hana-zushi.
En el restaurante Mitake Hana-zushi, expertas cocineras me enseñaron a preparar esta variedad artística, donde los ingredientes encurtidos se transforman en delicadas flores y paisajes. Es una expresión de la cultura y la historia de la región, que se disfrutaba tanto con la vista como con el paladar.
Más adelante, en la ciudad de Seki, la historia tomó filo, literalmente. Este lugar es conocido como la cuna de las mejores espadas japonesas, una tradición que ha pasado de generación en generación. En la legendaria Cuchillería Sanshu, fui testigo del meticuloso proceso de forja de las katanas, elaborado por herreros de la dinastía Fujiwara Kanefusa.
Cada golpe sobre el metal resonaba con siglos de historia, pues estos maestros han perfeccionado su arte durante 26 generaciones, fabricando armas para la poderosa familia Tokugawa y, en tiempos modernos, para luchadores de sumo.
En el corazón de la prefectura de Gifu, entre montañas que parecen custodiar siglos de historia, se encuentra Shirakawa-go. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995, este rincón ofrece una ventana a un Japón más rural, donde el tiempo parece detenerse y la paz se respira entre sus icónicas casas de estilo gassho-zukuri.
Siguiendo esta ruta alternativa por Japón, quedé maravillada con estas construcciones de techos de paja en forma triangular, pues así permite que la nieve se deslice con facilidad, soportando los inviernos más crudos.
A pesar de su reconocimiento mundial, sólo 1,600 personas habitan esta aldea, manteniendo vivas las costumbres de sus ancestros. Pasear por sus estrechos senderos es como viajar en el tiempo: aquí la vida sigue el ritmo de las estaciones, el sonido del río Shogawa acompaña cada paso y la hospitalidad de sus habitantes hace que cualquier visitante se sienta parte de su historia.
Siguiendo esta ruta alternativa por Japón, llegué a Toyama, la puerta de entrada a la región de Hokuriku. Mi recorrido estuvo lleno de experiencias únicas, y cada una de ellas reveló un pedazo del alma de esta región.
En la ciudad de Tonami, la naturaleza es arte y los tulipanes son su más grande expresión. Visité la famosa Galería del Tulipán, un espacio donde estas flores se cultivan durante todo el año gracias al esfuerzo de productores locales que han hecho de este símbolo floral el orgullo de la ciudad.
Los paisajes urbanos antiguos de Iwase me transportaron a otra época. A orillas del río, un conjunto de edificaciones de finales del siglo XIX y principios del XX resguarda bares, galerías y restaurantes con ese encanto nostálgico difícil de encontrar en otros rincones de Japón. Entre tantas opciones, elegí Saseki, un bar especializado en sake para descubrir las notas y matices de esta emblemática bebida japonesa, guiada por expertos.
Al igual que en México, el vidrio soplado es un oficio que ha resistido el paso del tiempo. En el Estudio del Vidrio de Toyama, tuve la oportunidad de crear mi propia artesanía, una experiencia que me hizo valorar aún más la paciencia y precisión de este arte.
Si hay algo que Japón ha perfeccionado, es el arte de convertir los dulces en pequeñas obras maestras. En Hikiami Kōgetūdō Furusawa Honten, aprendí sobre el wagashi, un postre tradicional japonés que, más allá de su sabor, destaca por su presentación impecable. Cada dulce es una representación de la naturaleza, con formas y colores inspirados en las estaciones del año.
Explorar esta región fue una prueba más de que, lejos de los circuitos turísticos habituales, esta ruta alternativa por Japón está llena de tesoros inesperados.
En esta ruta alternativa por Japón, descubrí que los sabores van mucho más allá del sushi y el ramen. Desde la alta cocina francesa hasta la auténtica pizza italiana, cada platillo que probé fue un reflejo del respeto japonés por la calidad y la precisión en la cocina.
Ubicado a la orilla del lago Nohara Sakuragaike, en la ciudad de Nanto (prefectura de Toyama), este restaurante con estrella Michelin es una joya gastronómica. Su menú se basa en ingredientes locales, orgánicos y pescado fresco del día, entregado cada mañana.
¿Comida italiana en Japón? Sí, y con una calidad impresionante. En este restaurante de Iwase, disfruté de auténticos platillos italianos con un toque japonés, enmarcados por un hermoso paisaje portuario que complementó la experiencia a la perfección.
Considerado el mejor ramen de Japón, este icónico platillo de Toyama destaca por su intenso color oscuro, resultado de una salsa de pescado ultra concentrada y el uso de salsa de soya. Un caldo profundo, lleno de umami y con un sabor inigualable que hizo honor a su reputación.
Para sumergirme aún más en la cultura de Toyama, decidí hospedarme en Moritosha, un centro de arte popular que captura la esencia de la ciudad. Este alojamiento, construido a partir de un antiguo dojo, es un espacio donde cada rincón cuenta una historia a través de piezas artísticas tradicionales. Desde su arquitectura hasta su ambiente sereno, Moritosha se convirtió en una extensión de mi viaje por la auténtica esencia japonesa.
Mi siguiente parada en esta ruta alternativa por Japón fue Kanazawa, una ciudad donde la historia cobra vida en sus calles, mercados y jardines.
Comencé el día explorando su famoso mercado, con más de 170 puestos de pescado fresco, verduras, frutas y comida callejera que iban desde sushi hasta donburi. Más tarde, para una experiencia culinaria más sofisticada, reservé una cena en PLAT HOME, un restaurante que encapsula la esencia del Japón del pasado, presente y futuro en cada platillo.
Dicen que en Japón la naturaleza es arte, y Kenroku-en es prueba de ello. Considerado uno de los tres jardines más bellos del país, este espacio ofrece paisajes espectaculares sin importar la época del año. Caminar por sus senderos es transportarse a un cuadro en movimiento, donde cada estación pinta un nuevo escenario.
Las calles de Kanazawa son un museo al aire libre. En Higashi Chaya-gai, un antiguo barrio de geishas, me perdí entre casas de té tradicionales y tiendas de kimonos donde incluso puedes alquilar uno para tomarte fotos en este pintoresco rincón.
Si algo distingue a esta ciudad, es su arte. En Kanazawa Saryo, participé en un taller de cerámica con una técnica especial de lacado y más de 10 tipos de pintura. Y para cerrar con broche de oro, literalmente, visité Foil One Kanazawa, donde fui testigo del meticuloso proceso de elaboración del pan de oro, una tradición que se ha mantenido por siglos. La mejor parte: terminé la experiencia con un helado cubierto con una lámina dorada.
Para cerrar mi visita en Kanazawa, me alojé en KUMU, un hotel que equilibra la tradición con la modernidad. Diseñado en colaboración con artesanos y maestros del té locales, este espacio ofrece un ambiente sereno y minimalista, evocando la sobriedad y disciplina de los antiguos guerreros samurái.
Esta ruta alternativa por Japón me permitió descubrir un lado menos explorado del país, alejado de las multitudes y repleto de experiencias auténticas. Desde sabores inesperados hasta artesanías milenarias, cada destino me acercó un poco más a la esencia de Japón.
Si este 2025 quieres viajar de una manera diferente, sumérgete en sus costumbres, tradiciones y vida cotidiana. Más que un turista, conviértete en un verdadero viajero. Japón te espera con sorpresas en cada rincón.
Si deseas realizar el viaje perfecto a Japón, checa estos consejos para planear tu viaje con Inteligencia Artificial, aprovecha la tecnología al máximo.